¡Muéranse de envidia! A los 77 años se casa de blanco Elba Esther Gordillo. El festín de los corruptos. No podía faltar Elizabeth Morales

Elba Esther Gordillo
¡Muéranse de envidia! A los 77 años se casa de blanco Elba Esther Gordillo. El festín de los corruptos. No podía faltar Elizabeth Morales FOTO: WEB

Los manifestantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no pudieron evitar que la casi octogenaria líder magisterial se casara con su muñeco de 41 años, el “príncipe” que supuestamente la rescató del castillo donde estuvo 5 años atrapada, custodiada por un dragón de 7 cabezas. Luis Antonio Lagunas, el novio de 41 años es el abogado que “libró” a Elba Esther de la prisión donde Enrique Peña Nieto la refundió; aunque a decir verdad no fueron las habilidades legales del abogado lo que libró a la maestra de la cárcel, sino que fue la negociación con Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó para llegar a la presidencia. Si bien los manifestantes de la CNTE acudieron a armar su desmadre antes de la ceremonia, una vez que los replegaron la boda se llevó a cabo como se tenía planeado.  

Al principio se había dicho que no se permitirían teléfonos celulares en el recinto de la ceremonia, pero al parecer nadie hizo caso y fue así como se filtraron algunas imágenes de la boda. Ahí se ve a la maestra, feliz como quinceañera con su chambelán, mostrando esa sonrisa eterna que ya no puede evitar por causa de tantas operaciones. Acompañada de los hijos y los nietos, de los socios y los cómplices en ese festín que en las redes ya llaman #ElFestínDeLosCorruptos.  

Por supuesto, si hablamos de corruptos, a esa boda no podía faltar Elizabeth Morales, exalcaldesa de Xalapa, quien se vino a apropiar de los restos del partido Redes Sociales Progresista, haciendo a un lado a Toño Lagunes. Piensa, la también exdiputada que, con los restos del naufragio, pactando aquí, extorsionando allá, podrá llegar al Senado de la República en 2024. Se casó la maestra Elba Esther Gordillo, y de blanco, haciendo juego con su pureza, ¡muéranse de envidia! 

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