La misiva, firmada por un tal Juan Carlos Luna, con fecha del 8 de enero, señala: «Por circunstancias que aún no están claras y que generan una válida justificación de posibles acciones legales, el señor Keith Schilling, un ejecutivo de Baker Hughes, otorgó una de sus residencias en Conroe, Texas, al hijo del presidente mexicano y a su esposa».
Los supuestos accionistas apuntan que «la óptica y el momento de estos hechos simplemente no son buenos. Estos crean la percepción de un posible conflicto de interés y un escenario potencial que podría haber cruzado la línea de las obligaciones legales y éticas de Baker Hughes». A los accionistas preocupa que este tipo de situaciones afecte a futuro de manera negativa a la empresa, sus inversiones y su reputación.