Ni se da cuenta el presidente de México, pero cada que regresa al tema del reportaje de las casas de su hijo en Houston, el mismo abre la herida que le sigue sangrando. Esta vez volvió al tema para sobarle el lomo a su hijo, quien está sufriendo por la lucha heroica que lleva a cabo su padre, combatir la corrupción en el país: «Lamentablemente los hijos de uno tienen que pagar lo que hacen sus padres, y como mi trabajo es enfrentar a la mafia del poder y llevar a cabo, junto con otros mexicanos, un proceso de transformación, pues no es en contra de él de forma directa, aunque los dañe, es en contra mía».
Es decir, sus hijos no son corruptos, no son deshonestos, son víctimas de personajes viles, mentirosos y mercenarios: «(El culpable de esto) es Claudio X. González, porque se sentían los dueños de México, con periodistas deshonestos como Carmen Aristegui, periodistas no sólo deshonestos, sino corruptos y mercenarios, capaces de inventar cualquier situación como Loret de Mola».
Que el presidente siga defendiendo a sus hijos, que el presidente siga defenestrando a los periodistas, sólo significa que el golpe le dolió, lo desbalanceó, y como si padeciera coronavirus, lo tienen padeciendo las secuelas.
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