El 18 de enero, en este mismo espacio (ver nota), denunciábamos cómo el actual alcalde y la encargada de la oficina de Turismo del estado, la inefable Xóchitl Arbesú, fomentaban el embalse de toros en las fiestas de la Candelaria. Hoy las imágenes son verdaderamente aberrantes, hay documentos en videos donde se puede constar el maltrato a los toros. Turbas de turistas y de gente bajo los influjos del alcohol, golpeando a los toros hasta el grado de sangrarlos, todo bajo la complicidad de las autoridades encargada de supuestamente velar por la seguridad de los animales.
Hoy varias organizaciones identificadas como protectoras de animales levantan la voz denunciando los hechos y de manera ingenua recurren al gobernador, sin embargo, esas denuncias serán como un grito en el desierto ya que, al Ejecutivo estatal, el maltrato a los animales le vale un soberano pepino.
Aquí, quienes deben dar la cara es el alcalde y la folclórica secretaria de Turismo, quienes fueron los principales promotores del embalse de toros.
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