Johny C, una figura fresca en las redes sociales. ¿Cómo ser auténtico en medio de tanta competencia?

Ciudad de México. El mundo de las redes sociales se ha vuelto muy competitivo, sobre todo porque los creadores de contenido, llámense influencers, youtuber, tiktokers, instagrammers, han descubierto lo que parece ser la olla de oro atrás del arcoíris. Esta competencia fiera ha obligado a que cada creador de contenido se vuelva más creativo, original y auténtico. ¿Qué es lo que buscan los jóvenes consumidores de redes sociales? ¿Buscan aprender algo, hacer catarsis, admirar a alguna celebridad? No, los jóvenes en las redes sociales sólo buscan entretenimiento, diversión, algo que los distraiga de las pandemias, de las clases en línea, de la imposibilidad de moverse a cualquier sitio sin tener que llevar el cubrebocas.

Una de las alternativas frescas y novedosas que han surgido en las redes sociales es un joven de Morelia, Michoacán que en poco tiempo ha sumado más de 600 mil seguidores en su cuenta de Facebook. Nos referimos a Johny C. Este joven de 22 años ha llenado las redes sociales de videos divertidos, algunos un tanto subidos de tono, pero que buscan sobre todo ser auténticos. ¿Y qué es la autenticidad? Pues es imprimir un sello personal, único y fresco en cada realización. Así es el trabajo de Johny C, quien asimismo se describe en su página web personal de la siguiente manera: “Soy figura pública de redes sociales. Me gusta hacer reír a las personas a través de mis videos porque me transporto a otro mundo y puedo ser lo que yo quiera. Me interesa conocer el mundo y grabar las experiencias”.

Johny C se encuentra no sólo en Facebook, sino que se ha instalado en Instagram, Tik Tok y YouTube. En estas plataformas podrás acceder al contenido único de Johny C, quien tiene un sólo propósito, divertir y divertirse, reír y hacer reír, conmover y hacer vibrar a las personas para que se olviden un poco de los quehaceres cotidianos, de esa rutina que mata, que nos consume poco a poco hasta hacernos simples máquinas de trabajo, seres anodinos que han perdido la capacidad de asombro.