No se requiere tener más de tres neuronas para comprender que la salud del presidente de México es asunto de seguridad nacional. Resulta muy sospechoso que de manera abrupta el presidente se haya separado de sus funciones, al menos por media hora, para que le aplicaran un cateterismo. Los especialistas señalan que el paciente debe permanecer en ayunas ocho horas antes de la realización de la prueba, sin embargo, el vocero Jesús Ramírez informó a las 16:15 horas del viernes que el presidente había ido al hospital a una revisión de rutina cuando faltaban sólo 15 minutos para que le hicieran un cateterismo cardiaco.
Lo cierto es que después de que el Ejecutivo federal fuera contagiado por segunda ocasión de covid, a su regreso se puedo observar en su rostro decaimiento y como si fuera víctima de algún mal que le aqueja. Desde luego que esperemos que sólo sean especulaciones y que López Obrador termine bien su mandato.
No obstante, el propio Ejecutivo federal le echa más leña al fuego al mencionar que ya cuenta con un “testamento político” que garantice la gobernabilidad del país. Esa desafortunada declaración sólo genera dudas sobre la verdadera salud del gobernante azteca.
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