La tarde noche del seis de junio del año que está por irse, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibía los primeros informes de que Morena era derrotado en la Ciudad de México, por la alianza opositora compuesta por el PAN, PRI y PRD. Con ofuscación escuchaba que Morena estaba perdiendo 6 alcaldías, entre ellas Cuauhtémoc, Tlalpan y Miguel Hidalgo. Momentos más tarde se enteraría que la oposición también le estaba arrebatando, Azcapotzalco, Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc, Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, y Tlalpan.
El ejecutivo federal disimulaba su molestia, sabía que casi 4 millones 365 mil 532 habitantes, no estarían bajo el gobierno de su partido y que por lo mismo, la oposición manejaría un presupuesto de 20 mil 583 millones de pesos. Fue una derrota humillante para el presidente y una mala señal para su protegida, Claudia Sheinbaum. Poco después se confirmaría que Ricardo Monreal no movió ni un dedo para apoyar a los candidatos de Morena.
El mandatario federal achacó esta situación a la guerra sucia de los medios de comunicación y que por su importancia, según él, tenía mayores efectos en la población capitalina. Lo cierto es que desde ese día, el presidente dio paso a su rencor, y cortó toda comunicación con el Coordinador de los senadores. Para el presidente, el único culpable de la derrota, tenía nombre y ese era el de Ricardo Monreal.
Hoy, seis meses después, José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, es capturado por la Fiscalía General del Estado de Veracruz. Muchos conocedores señalan que los pocos arrestos del gobernador veracruzano no son suficientes para tomar una decisión de tal envergadura, por lo que muchos apuntan al que no quiere hablar con el líder del senado.
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