En varias ocasiones hemos señalado que uno de los méritos del presidente López Obrador es que se conduce como pez en el agua cuando se encuentra en campaña. Luce seguro, preciso, conecta muy bien con la gente y hasta parece congruente en sus ideas. Por eso quiere su revocación de mandato. Eso lo hará lucirse nuevamente. No obstante, como presidente se ve a un político resentido y amargado, no tolera ni soporta la crítica de los medios, a quien no baja de chayoteros.
Su ambición por concentrar el poder en su persona es muy evidente, prueba de ello es que se siente con el mérito suficiente para seguir con el dedazo, como lo hizo el PRI en la «plenitud del pinche poder». Él quiere que, por sus pistolas, que la siguiente sea Claudia Sheinbaum y tenga por seguro, que hará todo cuanto pueda para salirse con la suya.