El gobernador podrá decir misa, pero Veracruz está muy lejos de ser un estado donde reine la paz y seguridad. Por ejemplo, un día después del discurso triunfalista del gobernador, en Coatzacoalcos, particularmente en Villa Allende, se vivió una noche de terror. Los grupos delincuenciales de la zona decidieron hacer presencia y demostrar que ellos siguen ahí.
El reporte señala que la madrugada del martes un cajero automático del banco Santander que se ubica en un parque en Villa Allende intentó ser saqueado por el hampa. Pero no sólo eso, los delincuentes también quemaron una camioneta e incendiaron una palapa de conocido negocio de tacos de carnitas allá en la zona de Rabón Grande.
Las autoridades municipales presumen que llevan 294 días sin secuestro, aunque los analistas del tema señalan que, lo que en realidad pasa es que las personas secuestrables ya abandonaron Coatzacoalcos. Todo esto a un día de que el gobernador presumiera paz y seguridad, presumiera logros que no existe, pero sobre todo, un gobernador que sigue tratando de encubrir con el pasado su estulticia, su ineficacia, su fracaso.
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