«La educación no es un privilegio, es un derecho del pueblo; el Estado tiene la obligación de garantizar que sea pública y gratuita en todos los niveles escolares», dijo en conferencia de prensa el presidente López Obrador el 15 de mayo, Día del Maestro del 2019. A dos años de esa declaración, y después de haber celebrado con bombo y platillo la revocación y eliminación de la mal llamada Reforma Educativa, la inversión en materia educativa se ha quedado corta.
Según un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), unos 15.7 millones de mexicanos en edad de estudiar no están en las aulas y, para ello, el país requiere 440 mil millones de pesos para integrar a esta población que no asiste a la escuela. Algo así como 28 mil 42 pesos por estudiante. Datos del reportaje de Ariadna Ortega (Expansión Política, 7/X/202).
Además, no hay que olvidar que, al inicio de esta administración, se vieron afectadas las escuelas de educación especial y las de tiempo completo, eso sin contar que el presupuesto para escuelas normales se ha visto disminuido, también.
Desgraciadamente, en términos generales, el presupuesto para educación se ha visto disminuido y será casi imposible que se cumpla con la meta deseada y planteada por el propio presidente. Y es que, para el Ejecutivo federal, es más importante sacar adelante el proyecto del Tren Maya y el de la refinería de Dos Bocas antes de dar cobertura y atención a la educación mexicana.
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