¿Qué caso tiene ponerse a patear las puertas de la UNAM? ¿Qué caso tiene ponerse a criticar a una clase media que es la que ha sostenido por generaciones a este país? ¿Qué caso tiene por parte del presidente López Obrador andar buscando bronca con el que se le ponga enfrente, y contra quien no se le ponga enfrente? Lo que pasa es que el presidente de México anda muy encabronado porque poco, muy poco le ha salido bien. Ni la rifa del avión presidencial, ni su consulta para enjuiciar a expresidentes, ni el manejo de la pandemia; y todavía hay más.
El periodista Raymundo Riva Palacio enumera varios de los temas que al presidente de México no le han resultado como él esperaba: «La ira del Presidente lo acompañará por varios meses, porque las cosas no le van a salir. No es un mal deseo, es la realidad. No se concluirá la refinería de Dos Bocas en los tiempos anunciados. Tampoco el Tren Maya. El aeropuerto en Santa Lucía avanza, pero no hay infraestructura terrestre para hacerlo funcional. La gasolina y el gas, que prometió no subirían, se elevaron y empujaron el costo de la canasta básica, afectando a quienes dijo que protegería más».
A esto sume su fracaso en la estrategia del “abrazos no balazos”, superando por mucho los homicidios de los sexenios anteriores. Por eso anda encabronado el presidente, quien ya no busca quien se la hizo, sino quien se la pague.
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