Sin un incremento salarial digno, sin un sistema pensionario justo y equitativo, sin las condiciones salubres que garanticen su integridad y salud física, los maestros mexicanos han cumplido con creces su labor como formadores de generaciones en medio de la más letal y devastadora pandemia del covid-19. No obstante, no son todos los obstáculos que un maestro enfrenta para realizar su labor.
Muchos tienen pocas horas, otros sólo cubren interinatos y los que se han atrevido a presentar examen para conseguir horas o una plaza, se enfrenta a un organismo como el USICAMM, que se encuentra atorado entre su propia la burocracia y falta de experiencia, dando como consecuencia falta de resultados y eficacia.
Otros más son secuestrados por financieras que sólo los ven como un motivo para enriquecerse. Desgraciadamente esta situación pasa desapercibida para el SNTE, quien está más preocupado por agradar al Gobierno Federal. Y peor aún, seguramente con el visto bueno de la 4T, los líderes del SNTE, encabezados por Alfonso Cepeda Salas, sacan de manera arbitraria la convocatoria para la renovación de varias secciones en los estados del país. Eso es parte del contexto en el que el maestro mexicano desarrolla sus actividades escolares. Por eso decimos que, si Zapata viviera, con los maestros estuviera.
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