López Obrador no da una

Cumbre
Andrés Manuel López Obrador en la cumbre de la CELAC llevada a cabo en México FOTO: WEB
- en Opinión

Francisco Vargas / Todo parece que el mes de septiembre será uno de los peores meses de gobierno de los 32 que lleva el Presidente López Obrador, su soberbia, ignorancia, así como la total ausencia de autocrítica sobre sus decisiones de gobierno no tardarán en pasarle factura, pues de entrada, el traer de invitado especial al dictador cubano Díaz-Canel a las fiestas patrias y sobre todo darle voz en el desfile cívico nacional (cuyo acto únicamente compete a los mexicanos) causó el repudio de infinidad de personalidades tanto políticas como artísticas a nivel nacional como en el extranjero, el defender y ponerse del lado de una dictadura comunista que lleva más de 6 décadas reprimiendo a su pueblo que está sumido en la pobreza es solo el resultado de querer gobernar con base a ideologías que además de radicales y extremistas son completamente obsoletas, esa es la forma en la que toma decisiones López Obrador, basándose en el pasado, en sucesos históricos que aplica como solo él los entiende y los interpreta y no bajo una premisa de experiencia, orden y buenos resultados, por ello su solidaridad y protección para con gobernantes de ultra izquierda que han dañado tanto a sus pueblos (Evo Morales, Nicolás Maduro, Díaz-Canel).

Emanado de esto, la VI Cumbre de la CELAC celebrada en Palacio Nacional, con la presencia de la mayoría de los líderes de América Latina y el Caribe dejó mucho que desear, evidenciando que la mayoría de los dirigentes buscaban recursos para sus países con la excusa de combatir la pobreza, el hambre, la contaminación y el cambio climático. Aunque lo que destacó más fueron los desencuentros entre los líderes de Paraguay y Uruguay contra los autoritarios Presidentes de Cuba y Venezuela, al reclamarle las graves violaciones de derechos humanos que existen en sus países y el no reconocer la legitimidad de sus respectivos gobiernos. Mientras que el Presidente de México a pesar de ser el anfitrión, pasó desapercibido como un cero a la izquierda, sin ningún mensaje conciso sobre el liderazgo de México en la región.

Por si esto fuera poco, estos últimos días el Presidente de la República remató con desacreditar a los investigadores y científicos del CONACYT en una de sus conferencias mañaneras, dando así a entender que respalda al 100% la denuncia que la Fiscalía General de la República interpuso contra 31 de ellos, acusándolos de malversación de fondos y delincuencia organizada, en un caso muy controversial, es decir con tintes políticos y personales, esto debido a que según el Juez que revisó el caso no existen ni pruebas suficientes, ni congruencia en la denuncia de la FGR contra estos investigadores, por lo que a la fecha ya son dos veces que la autoridad judicial desecha la denuncia negando así las ordenes de aprehensión que exigía la Fiscalía para los 31 investigadores en un penal de máxima seguridad.

La obsesión del Presidente por desterrar absolutamente todo lo que tenga que ver con el pasado lo ha hecho perder el piso, tomando así decisiones que no sólo le afectan a él como mandatario y a su gobierno, sino también a millones de mexicanos que se está pasando a traer por su deseo de venganza.

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