Luis Antonio Beltrán Leyva es de Monterrey, Nuevo León. Él comenta que el boleto lo adquirió por casualidad. Su esposa se había ido a hacer un alaciado, por lo que necesitaba cambio para pagar, por eso compró el boleto.
«No me gusta el futbol. Lo voy a regalar a la beneficencia pública. ¿Por qué no donarlo a otras instituciones, con niños con capacidades diferentes?», eso es lo que dice Luis Antonio, falta ver lo que dice la esposa, porque el palco se podría vender hasta en la mitad de lo que cuesta; compradores hay. Está difícil creer que lo vaya a donar cuando se entere de cuanto le darían por él.