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San Miguel Canoa, hace 53 años, cuando el presidente estigmatizaba a una clase social; ayer los estudiantes “comunistas”, hoy los fifís, la clase media

El día 14 de septiembre de 1968 ocurrió una de las tragedias que ejemplifican como el aparato propagandístico del poder puede influir en la mente de la sociedad. En ese entonces en México los estudiantes y trabajadores se manifestaban en las calles de la capital del país. En ese entonces la mayoría de los medios de comunicación, así como la televisión, estigmatizó el movimiento, acusando a los estudiantes y trabajadores de ser comunistas que buscaban derrocar al gobierno; el mismo presidente Díaz Ordaz había logrado que estudiantes y “comunistas” fueran un sinónimo.

Esa propaganda llegó hasta un pueblo llamado San Miguel Canoa, Puebla, donde unos estudiantes que buscaban ascender al monte Malintzin, tuvieron que regresar al pueblo de San Miguel Canoa por el mal tiempo. Ahí buscaron alojamiento, pero nadie les quiso dar por miedo a que fueran ladrones. Pero gente del mismo pueblo, junto con el cura de la iglesia, azuzó a los habitantes diciendo que los extraños eran comunistas y que iban a izar la bandera comunista en la iglesia.

Ya la propaganda del gobierno que mal informaba sobre el movimiento del 68 en la capital había sembrado la semilla del miedo. Dicen que más de 2 mil personas acudieron al llamado del cura, y con rifles, cuchillos y machetes fueron por los intrusos “comunistas”, matando a tres personas y al campesino que les había dado alojamiento. Hoy desde la presidencia la propaganda acusa, a los que no están de acuerdo con las decisiones del gobierno, de ultraconservadores, fifís, clase media podrida. ¡No aprendemos nada!

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