Esa propaganda llegó hasta un pueblo llamado San Miguel Canoa, Puebla, donde unos estudiantes que buscaban ascender al monte Malintzin, tuvieron que regresar al pueblo de San Miguel Canoa por el mal tiempo. Ahí buscaron alojamiento, pero nadie les quiso dar por miedo a que fueran ladrones. Pero gente del mismo pueblo, junto con el cura de la iglesia, azuzó a los habitantes diciendo que los extraños eran comunistas y que iban a izar la bandera comunista en la iglesia.
Ya la propaganda del gobierno que mal informaba sobre el movimiento del 68 en la capital había sembrado la semilla del miedo. Dicen que más de 2 mil personas acudieron al llamado del cura, y con rifles, cuchillos y machetes fueron por los intrusos “comunistas”, matando a tres personas y al campesino que les había dado alojamiento. Hoy desde la presidencia la propaganda acusa, a los que no están de acuerdo con las decisiones del gobierno, de ultraconservadores, fifís, clase media podrida. ¡No aprendemos nada!