Fidel Herrera ha invertido mucho dinero en el Partido Verde para que su vástago pudiera tener, sin necesidad de méritos, un lugar en la política veracruzana. La primera gran inversión la llevó a cabo Fidel en 2015, logró que su hijo fuera diputado plurinominal por el Partido Verde, el partido de los juniors, el partido de los fraudes y los influencers. En 2021 Javier Herrera contaba con otra diputación, también plurinominal (no sabe ganar el voto en las calles) y hasta la semana pasada ya estaba anotado como parte de la bancada del Verde en la próxima Legislatura federal. Resulta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con la intención del equilibrio y la paridad de género, retiró a Javier Octavio Herrera y su suplente de la diputación ya asignada.
Esa diputación fue revocada y pasó a manos de Laura Fernández Piña y su suplente. Al final, de manera inédita, la próxima Legislatura tendrá 250 diputados y 250 diputadas; un hito histórico. Javier Herrera por su parte no ha hecho ninguna rabieta ni se ha puesto a despotricar en contra del INE o contra el TEPJF.
Antes bien en una carta publicada en sus redes sociales acepta con estoicismo la decisión del tribunal y celebra que en el próximo Congreso se haya dado ese equilibrio ente los géneros. Por cierto, ni les le ocurra decirle a Fidel Herrera que le quitaron la diputación a su retoño, en una de esas se infarta. Ya ven que lo quiere ver de gobernador de Veracruz, pues parafraseando a los clásicos: «Ya cualquier pendejo puede ser gobernador».
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