En ORFIS, “¡la gata salió respondona!”

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La titular del ORFIS, Delia González Cobos FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTIVER
- en Opinión

Edgar Hernández* / 

¡Cuitláhuac ordena su remoción!

De pronto Delia González Cobos, titular de ORFIS, dejó de ser la consentida de Cuitláhuac.

También dejó de ser la preferida de quien la recomendó, el Subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, primo hermano del gobernador y, por si fuera poco, la atribulada Delia se queda con el odio jarocho el mandamás del Congreso estatal, Juan Javier Gómez Cazarín, el “Harry, el sucio” de la pandilla, quien en los últimos días ha desatado una campaña denostadora en su contra.

Delia tendrá que irse.

Dejó de gustarle a Cuitláhuac porque a pesar de que le maquilló las cuentas, no pudo evitar salvar las irregularidades en la Cuenta Pública y Obligaciones 2019, donde encontró un faltante arriba de los 16 millones de pesos a los que se suman daños patrimoniales superiores a los 3 mil millones de pesos anteriormente señalados por la Auditoría Superior de la Federación.

Ello enloqueció al mandatario quien empezó con justificaciones públicas aduciendo que la entrega de la cuenta pública se retrasó un año ¡un año! debido la Pandemia de Covid-19.

Simplemente a José Luis Lima Franco, quien más le sabe a sacar a cubetazos el agua de la inundación de su patio que ser titular de Finanzas, le valió madre hacer su chamba y orondamente se fue a su casa a descansar un año.

No tuvo el cuidado de observar que tan solo en Salud, el desfalco sería por 2 mil 700 millones, ni por qué se dispuso de 200 millones de pesos ese 2019, sin saberse hasta la fecha para que se utilizaron, según la ASF.

Al aplicado gobernador no le gustó que ORFIS, a través de Delia, hiciera público el gasto de un millón de pesos de parte de Comunicación Social para el presunto pago de publicidad en redes sociales y SIOP no tiene como justificar 13 millones de pesos, como tampoco que en SEDESOL no encuentran tres millones 238 mil pesos.

Así, el Órgano de Fiscalización Superior determinó un daño patrimonial, en lo general, por 192 millones.

Por respuesta el gobernador, primero buscó librar culpas aduciendo que “difícilmente podría darse con los resultados del desvío (del dinero) en caso de haberlo ya que ello corresponde al inicio de su administración”, explicación que sólo él entendió.

Luego la emprendió de manera soterrada en contra de la funcionaria designada para cubrir el dedazo por el Congreso del estado, desatando una campaña de prensa a través del diputado Cazarín quien acusó corrupción de parte del personal de ORFIS en los municipios.

A su vez Eleazar Guerrero, una vez que impuso a 20 de sus incondicionales en ORFIS ante la sumisión de la titular González Cobos y de cara a la exposición de deudas del gobierno, no solo le retiró la palabra, sino que públicamente le corrigió la plana.

Luego de la embestida la susodicha Delia, queda en total indefensión.

Tanto quiso cuidar las transas del “Cartel de ORFIS” que terminó siendo víctima de ellos.

Tanto que le procuró al gobierno adelantando información sobre las turbias cuentas de los presidentes municipales para capitalizar en favor de Morena de cara a las elecciones, para que al final terminaran escupiéndole la cara.

Tantas plastas de maquillaje sobre las rapacerías del escuadrón de chairos para que el final le paguen con un vergonzoso despido que irá acompañado, porque ya se ve venir, con un lanzamiento de sus chivas a la vía pública.

Delia habrá de transitar por el mismo camino de la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, que fue impuesta por Cuitláhuac en medio de aplausos para después ser echada a patadas y amenazada con llevarla a Pacho.

Ese es el nuevo estilo de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, tan poco singular que hasta se parece al de su patrón, el Peje.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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