Ya van cinco periodistas asesinados en la era Cuitláhuac García; 44 periodistas asesinados en la era Andrés Manuel López Obrador. Y en todas esas muertes las autoridades siempre salen con la misma cantaleta, «se llegará hasta las últimas consecuencias». En un país donde el presidente no pierde oportunidad para descalificar el trabajo periodístico, «hasta las últimas consecuencias» suena a ironía. «Prensa fifí, conservadores, chayoteros, maiceados, hampa del periodismo, pasquineros», así ha llamado el presidente a la prensa, a los periodistas.
No se puede esperar entonces que un gobierno que tiene esta forma de pensar, pueda llegar «hasta las últimas consecuencias» en la investigación del asesinato de un periodista. Jacinto Romero Flores, quien fuera asesinado a tiros la mañana de este jueves, ya había sido amenazado, incluso por las autoridades. Los asesinos fueron directamente por él; Jacinto fue atacado a tiros en el municipio de Ixtaczoquitlán, en la zona montañosa central de Veracruz mientras viajaba en su vehículo.
El gobernador de Veracruz ya hizo todo lo que puede hacer, prometer que el crimen no quedará impune: «Reiteramos que no se permitirá que intenten amedrentar a la población, mucho menos a los periodistas, por lo que cualquier intento en ese sentido no quedará impune». Después de esta declaración ya está de más si cumple o no.
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