Desde que se supo que el lugar que dejaría vacante Esteban Moctezuma sería ocupado por Delfina Gómez, ahijada política de Higinio Martínez Miranda, inmediatamente se supo que esta no tendría autonomía absoluta en la SEP; se sospechaba que ella sólo respondería a las peticiones que le hiciera el presidente Andrés Manuel López Obrador. Algunos incautos creyeron que por el sólo hecho de ser maestra, ésta velaría también por una política de trabajo que beneficiaría a los maestros. Hoy los maestros se dan cuenta y pueden constatar que ella sólo hace lo que le dice el presidente.
Ejemplo muy concreto, el Ejecutivo federal, al percatarse los índices de inflación se han disparado y que debido al alargamiento de la pandemia ocasionada por el covid-19, la economía mexicana va en picada. Por esa razón, ahora le urge abrir las escuelas para que las maquilas encargadas de confeccionar uniformes se activen, para que se consuman artículos de papelería y limpieza y de paso se activen servicios de transporte y de artículos de consumo relacionados con la apertura de las escuelas en todo el país.
Sin embargo, hacerlo en el momento más álgido cuando la tercera ola de contagios enfoca sus baterías hacia los más jóvenes resulta hasta cierto punto imprudente y suicida. Ojalá y que esta determinación que impulsa el presidente y que apoya el SNTE y la Secretaría de Educación no traiga terribles consecuencias.
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