Le guste o no le guste, Cuitláhuac es represor

Cuitláhuac
Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

Bernardo Gutiérrez Parra / Quién diría que las cosas cambiarían de manera radical para aquel joven delgado y de cabello rabiosamente lacio que en los mítines y plantones contra Duarte y Yunes Linares se llenaba la boca gritando “gobierno represor”. Quién diría que la vida lo pondría al mismo nivel de aquellos dos sujetos represores. Pero ni hablar, así es esto del abarrote.

La vez que un reportero le preguntó si no era un acto de represión echarle la policía a un grupo de manifestantes que fueron toleteados, Cuitláhuac García le contestó verdaderamente indignado que él no era un represor. Y es que así lo creía porque en el fondo no quería aceptar su nueva realidad.

Cuitláhuac transmutó de bien intencionado a gobernador represor porque carece de inteligencia para el diálogo. Pero esto le redituó excelentes resultados en los pasados comicios que hubiera perdido por patiza de no haber recurrido a la amenaza, al hostigamiento, al terrorismo policiaco, a la persecución judicial y a la detención arbitraria.

El gobernador se ha convertido en hermano gemelo de su némesis Miguel Ángel Yunes, que manejó la Ley a su antojo para llevar a sus enemigos a prisión y al hacerlo se convirtió en represor.

Muchos de los sujetos que Miguel Ángel detuvo mediante su Fiscal Jorge Winckler, eran y siguen siendo presuntos responsables de corrupción, desvío de recursos e incluso de desaparición forzada. Pero con excepción de los acusados por este delito, los otros tenían derecho a defenderse en libertad. Sin embargo y violando la Ley, Miguel Ángel los envió a la cárcel.

Lo mismo sucede con Cuitláhuac García que por sus pistolas encarceló a Rogelio Franco Castán y al costarricense César Julián Herrera Víquez, entre otras personas que padecen detenciones arbitrarias en este gobierno.

Y esos son actos de represión.

Con Rogelio desempolvó una orden de aprehensión por el delito de agresión física a su ex esposa, pero como el tuxpeño estaba amparado le inventó ultrajes a la autoridad y lo mandó ocho meses al penal de Aldama. Rogelio se defendió y logró que un juez revocara la sentencia y ordenara su libertad.

Cuitláhuac contraatacó impugnándole ahora los delitos de extorsión, abuso de autoridad y delitos contra la procuración y administración de justicia. Ninguno es considerado grave por lo que no ameritan prisión preventiva oficiosa. Sin embargo el ex secretario de Gobierno se quedará en la cárcel.

El caso del costarricense César Julián con diez años radicado en Coatepec y dedicado a la grabación de documentales estuvo más grueso. Fue detenido sin orden de aprehensión por elementos de la Fuerza Civil el viernes anterior y desapareció del radar 48 horas al grado que su familia denunció el hecho como desaparición forzada.

La noche del domingo apareció junto a otros sujetos y detrás de una mesa con armas. Igual que en las escenografías de los años 20 a los 80 del siglo anterior que siguen siendo pegadoras entre algunos incautos.

¿De qué se le acusa? Obviamente de portación ilegal de arma de uso exclusivo del Ejército y quizá de ultrajes a la autoridad. Pero por donde seguro lo va a torcer es por portar amigo prohibido por su cercanía con Miguel Ángel Yunes, cercanía que también tiene Rogelio Franco.

Ese mismo domingo la Fiscalía General del Estado informó: “El ciudadano de origen costarricense, César Julián Herrera Víquez, fue puesto este día a disposición de la autoridad ministerial por elementos de la Fuerza Civil y que respetando sus derechos humanos y dentro del término constitucional, será determinada su situación jurídica”.

Lo cierto es que la detención se hizo violando la Ley y los derechos humanos del detenido en un hecho a todas luces arbitrario y represivo.

Pero para acabar pronto; si los policías, si la Fuerza Civil, si la Fiscalía General del Estado, si el titular de Seguridad Pública Hugo Gutiérrez Maldonado y el Secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros han sido señalados en reiteradas ocasiones de ser represores (en algunos casos hay pruebas documentales y denuncias penales) entonces Cuitláhuac García encabeza un gobierno represor.

Y al encabezar un gobierno así y permitir la represión, en automático él también se convierte en represor y se iguala con los represores Javier Duarte y Yunes Linares.

Es decir, le guste o no le guste al señor gobernador con ese título cargará mientras dure en el cargo. Y si tantito me apuras lector, también lo cargará mientras viva.

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