Dice la CEAPP que su preocupación está en los compañeros periodistas, en sus condiciones laborales y en los ingresos que perciben. Si eso fuera cierto ya hubieran intervenido para evitar que en el departamento de Comunicación Social del Congreso deje de estar inventando medios simulados a los que les entregan los recursos de difusión que bien podrían llegar a los periodistas legítimos. El caso es que todo ese recurso se queda en manos de Juan Javier Gómez Cazarín y Aldo Valerio.
Lo mismo sucede en Comunicación Social de gobierno del estado, donde Iván Luna ejerce un presupuesto a discreción sólo para los medios que consienten la estulticia de su gobernador. ¡Y todavía lo tienen ahí como invitado especial! Toda esa discrecionalidad les hace mucho daño a los periodistas de a pie, pues si la empresa periodística que los contrata no puede obtener un convenio de estas instancias, no puede pagarles lo que se merecen.
¿Esto está en su diagnóstico? Seguramente no. La CEAPP se ha convertido en un médico negligente. Un médico al que acudes, te ausculta, detecta tu cáncer y te manda a tu casa para que te mueras. Ya al rato tendrá dinero para mandarte una corona de flores al velorio.