Actitudes de antropofagia política entre los más cercanos colaboradores del amo y señor de la Cuarta Transformación, es una característica que cualquiera puede advertir. El pique entre Ricardo Monreal y la mandamás de la Ciudad de México tiene sus antecedentes muy conocidos, ya que el pastor de los senadores morenistas aspiraba a la silla de la Ciudad de México, sin embargo, el dedo tabasqueño apuntaba hacia Claudia Sheinbaum.
En otro frente, Marcelo Ebrard sabe que Ricardo Monreal es un hueso duro de roer y conoce perfectamente que el zacatecano también tiene intenciones de ocupar la silla del presidente López Obrador, sin embargo, el secretario de Relaciones Exteriores cuenta con información de que la filtración que se hizo, donde se le culpa por el penoso accidente de la Línea 12 y que The New York Times difundió el fin de semana pasado, salió de las oficinas de la consentida del presidente.
Y es que es inevitable, pero el canibalismo político dentro de Morena y del gobierno de la 4T se va extendiendo y, tenga por seguro que dejará varios damnificados rumbo a la sucesión presidencial del 2024. Al menos, Marcelo Ebrard es uno de ellos. Sin embargo, en política nadie está completamente muerto.
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