De acuerdo con la ley electoral, el presidente debe abstenerse no sólo de hablar de sus logros, sino además debe evitar cualquier mención sobre la contienda, partidos políticos o actores que estén participando en la contienda. Pero el presidente no ha hecho caso; pero no es que haya cometido el delito electoral por un descuido. El presidente de México afirma con todo el cinismo del mundo que deliberadamente ha metido las manos en la elección.
Su respuesta sobre si está o no metiendo las manos en el proceso electoral no tiene excusa: «Claro que sí, claro que sí, si aquí lo di a conocer, si es de dominio público, lo estoy diciendo, no podemos ser cómplices del fraude». Veamos qué hace el INE, veamos qué sanción aplica, veamos si después de esa sanción se calla. Aunque hay que advertir que el presidente ya dijo que de ninguna manera se va a quedar callado. Vaya con este delincuente electoral.