Los candidatos de siempre

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Los candidatos de siempre FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Estoy convencido que los candidatos de templete y matracas son una aberración. Me dan flojera esos eventos donde el candidato subido en un templete, con emoción falsa, se dirige a sus seguidores con palabras huecas y sin sentido para transmitir un entusiasmo inexistente a un público escéptico.

Hablan de lo mismo y a los mismos, el discurso, de viejo, se cae a pedazos. No hay nada para nadie, solo prometen todo pero sin el compromiso del cómo. Esas son las campañas en nuestro país, un concurso para ver quien promete más y se compromete menos. Al final el premio es una curul en el Congreso o una presidencia municipal, la disposición del presupuesto y el olvido de lo prometido en campaña.

Muchas candidaturas se lograron con negociaciones inconfesables y con personajes impresentables, otras, simplemente son una orden del que manda para venir a rescatar el desastre que tienen en la ciudad, el resto solo es el testimonio innecesario de la promesa de la utopía buenista de siempre.

Ni un solo candidato le habla a la mujer de mediana edad que ya no encuentra trabajo y tiene la responsabilidad de sacar adelante a sus hijos. Los candidatos no quieren escuchar al albañil que un día trabaja y otro no, y menos quieren escuchar al joven que tuvo que abandonar la prepa porque en su casa no tenían ni para el pasaje de camión o para meterle $20 de saldo al celular y estar en clase virtual.

No quieren ver al profesionista que esta prácticamente en la desesperación diaria de ver cómo la economía se cae a pedazos junto con sus ingresos. A los candidatos no les interesa ver a los comerciantes o pequeños empresarios que no tienen idea de cómo van a pagar la nómina o los impuestos que se les vienen encima cada fin de mes.

No quieren hablar con el ambulante que es víctima de la delincuencia, no les interesa sentarse a escuchar a la mamá que no ve futuro para sus pequeños hijos en un México que cada día se aísla más del mundo y tiene menos oportunidades.

Son los candidatos de siempre, los que nos piden el voto con una hermosa sonrisa y nos niegan el diálogo una vez que ganan. Esos que prometen que con ellos será diferente y emocionados aseguran que volverán a la polvorienta colonia una vez que ganen y no lo hacen, ni tienen la intención de hacerlo, hasta que la necesidad del voto los obliga a regresar.

Escucha a tus candidatos, pregúntate si responden al México, Veracruz o Xalapa que quieres. No hagas caso de las promesas de dinero, la mejor beca, apoyo o ayuda que te pueden dar es una mejor educación, salud y seguridad. Todo lo demás es nada. De poco te servirán unos pocos pesos que te regalen si no tienes como educarte, curarte y estar seguro.

Vamos a cuidar la democracia que tenemos, exigir que nos rindan cuentas y no cuentos, estar pendientes de sus participaciones en el Congreso o sus acciones como alcaldes.

Debemos estar convencidos que el dinero que nuestros políticos están alegremente dispuestos a regalar son los recursos de todos, con los que deberíamos estar construyendo un mejor país, más prospero y con más y mejores oportunidades. No debemos olvidar que el gobierno no crea riqueza y menos trabajos productivos, eso lo creamos nosotros, los ciudadanos, cuando los políticos deciden que el mejor camino a la prosperidad es la certidumbre y el clima de confianza.

México debe regresar al mundo, ser parte de la transformación global y de los enormes cambios y retos que tenemos que enfrentar. Tenemos que apostar por la tecnología y ciencia, estar conscientes que la única formula probada para salir de la pobreza es la educación, ser ciudadanos del siglo XXI y cuidar los recursos naturales y nuestro medio ambiente.

Esos son los retos que vamos a enfrentar como país y que los candidatos de siempre no tienen ni la menor idea de cómo hacerle.

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