AMLO pudo haber sido el mejor presidente de México, sin embargo, viejos rencores invadieron su capacidad de tomar decisiones y, lo que es peor, confundió la justicia con la venganza. Desperdició la oportunidad que buscó por largos 18 años. Hoy anuncia que mandará una reforma electoral al Congreso Federal, por cierto, casualmente es un terreno que tiene bien medido y controlado. Desde luego que, para ser honestos, no podemos cerrar los ojos a las décadas de corrupción del PRI. Aunque siendo justos, el PAN también probó durante dos sexenios que son igual de corruptos que el tricolor.
De ahí se agarra el presidente. Aunque eso no es justificación para que el presidente López Obrador se adueñe del poder Judicial y del poder Legislativo como ha sucedido ya con el alargamiento de dos años de funciones del presidente del Tribunal Superior de Justicia. En el caso del poder Legislativo, como vemos, tiene mayoría plena y absoluta (artificial pero la tiene) para que le sigan aprobando sus reformas y proyectos de ley.
Hoy Andrés Manuel López Obrador tiene la necesidad de mostrar listas de intelectuales de viejo cuño que le apoyan, hoy al presidente lo aplauden 15 millones de personas de la tercera edad y más de un millón 300 mil jóvenes con mayoría para votar que reciben puntualmente una buena mesada. No obstante, millones de integrantes de la clase media se encuentran entre la desilusión y desesperanza.
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