Delincuente electoral

Delincuente
Delincuente electoral FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / En todos estos años he visto mucho, en los ochentas del siglo pasado fui testigo del robo de urnas, también de la caída del sistema de Bartlett, de campañas asimétricas y absolutamente desiguales, vi como un año convulso, 1994, el país se colapsó, primero políticamente y después en una crisis económica terrible.

Recuerdo como asesinaron impunemente a un candidato en Tijuana, también recuerdo a un presidente Zedillo que se enfrentó de una vez por todas a los cambios democráticos que el país exigía. Todavía tengo presente los fraudes en Chihuahua y la caravana por la democracia de un candidato de San Luis Potosí.

Fui con mi madre a las reuniones de campaña de Manuel Clouthier, donde apenas éramos unos cuantos; me emocioné con Cuauhtémoc Cárdenas y Heberto Castillo; disfruté la campaña de Fox y sentí pena por Labastida, sin duda un buen candidato; festejé cuando Vicente Fox ganó en el 2000, pero no me gustó lo de las transas y el dinero en campaña de Korrodi y el Pemexgate.

He visto mucho, aún recuerdo a Fidel Herrera derrotado en una entrevista en Telever y al otro día festejar su inobjetable triunfo ante Buganza. Vi muy molesto el gasto de miles de millones de pesos en la campaña para hacer ganar a cualquier costo a Javier Duarte; el cinismo de la candidatura Televisa de Peña Nieto, que, como paquete todo incluido, hasta esposa le pusieron.

También recuerdo como llenaban maletas para pagar servicios electorales de un candidato a gobernador, luego como se acusaban que desde Casa Veracruz otro candidato salía con la camioneta ladeada de tantas cajas de dinero que le daban para sacar la elección.

He visto como se burlan de nosotros en cada proceso electoral, ahora no es diferente, ver a Pío López recaudar millones de pesos en bolsas de papel de estraza llenas de dinero del gobierno del Estado de Chiapas, claro, ahora eso no es corrupción, le llaman “aportaciones” al movimiento. He visto a un candidato que en tres campañas presumió que solo llevaba $200 pesos en la cartera y un convoy de vehículos de apoyo en cada pueblo que visitaba.

Insisto, he visto como hacen de los gastos de campaña la perfecta simulación, esa simulación que necesita de la participación del simulador y del simulado para funcionar, esa en la que es evidente que nos están viendo la cara, ellos simulan ante la ley que no es así y nosotros como ciudadanos simulamos que todo está bien, que es normal que lo hagan y lo aceptamos sin mayor problema.

Pero ahora, en el colmo del cinismo, no les basta con el papel de simuladores, lo que pretenden ahora es ser ellos las inocentes víctimas de los ciudadanos.

Ellos siguen en lo mismo, solo que ahora los ciudadanos no debemos cuestionarlos porque los incomoda; no tenemos derecho a pedir que nos escuchen porque temen que lo que oigan no les guste; no quieren el diálogo porque eso nos empodera como ciudadanos.

Porque ahora los delincuentes electorales somos nosotros.

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *