Como un verdadero “ñero”, con un discurso broncudo y valemadrista, Félix Salgado Macedonio encaró y advirtió ayer a los consejeros del INE que no le rascaran los güevos al Toro, refiriéndose por supuesto a él (que se dice Toro sin tranca). Esa actitud retadora en parte se debe a que se siente respaldado por el mero jefe de la 4T. Si viviera Carlos Monsiváis, seguramente se referiría a este personaje como la esencia de la política, así como cabuleo y puso en su lugar al Burro Van Ranquin y a su compañero Esteban Arce, señalándolos como la esencia de la televisión, en otras palabras, como un verdadero lastre.
Lo preocupante de esta situación es que Félix Salgado Macedonio bufa rencor y odio contra el INE, por esa razón, señaló que «irían por los siete (consejeros)». Ese es el Frankenstein de AMLO, ese es el resultado por solapar a un personaje impresentable, que siente indispensable para la democracia de uno de los estados más golpeados por la pobreza. ¡Pobre Guerrero, tan lejos de Dios y tan cerca del Toro Macedonio!
Por lo pronto, el máximo tribunal electoral, como Poncio Pilato, se lavó las manos y regresó la papa caliente al INE, para que sea éste quien finalmente determine si el Toro sin tranca debe aparecer en la boleta electoral del 6 de junio.
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