Para ser un funcionario público se requiere tener vocación de servicio. Por ello no se puede pedir a cualquier celebridad que sea candidato a un puesto de elección popular sólo por ganar votos gracias a la popularidad del famoso. Ejemplos tenemos muchos. Ahí está Cuauhtémoc Blanco como gobernador de Morelos o Sergio Mayer como diputado de Morena, dos personas que sólo buscan su propio beneficio económico o su lucimiento personal.
El más reciente ejemplo lo tenemos en Alfredo Adame, quien ya dejó muy claro que lo único que le interesa de ser diputado es “chingarse” la lana; hacer negocios.
Y ahora, después de que se descubrieran sus intenciones, Alfredo Adame muy digno le dijo a Carmen Aristegui que si la gente no vota por él no pasa nada, se regresa a su casa a comer tres veces al día, a andar en moto los domingos, a divertirse y no a andarse enlodando los pies por la gente malagradecida que no valora su sacrificio. Vaya con el actorcillo, ponen en evidencia su intención de chingarse el dinero, y todavía se hace el muy ofendido.
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