Sabedor que se encuentra en la venia de su amo, Salgado Macedonio, en abierto desafío a la autoridad electoral, sigue haciendo campaña y lanzando la advertencia: «Que si él no va como candidato, no habrá elecciones en Guerrero». Desde luego que esa postura preocupa, no obstante, gran parte de culpa la tiene el propio presidente de México.
Si Andrés Manuel López Obrador no hubiera roto el pacto de civilidad democrática que firmó con los gobernadores y no le hubiera dado alas al guerrerense y se hubiera mantenido en un papel ecuánime en sus funciones como presidente, tenga por seguro que el toro Macedonio no andaría tan alebrestado.