Carlos Romero Deschamps debió salir de Pemex el primer día del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Romero Deschamps es un emblema de la corrupción en este país, de esa corrupción que López Obrador dijo, habría de desterrar. Pero Romero Deschamps, vaya usted a saber por qué, todavía navegó en el gobierno del cambio 27 meses más. ¿Por qué? Con eso de que se ha descubierto que Pío López Obrador recaudaba apoyos para la campaña de su hermano, no extrañaría que Romero Deschamps hubiera aportado de las arcas de Pemex dinero para la campaña de López Obrador.
El presidente invitó a Romero Deschamps a que se retirara. Romero Deschamps aceptó. Lo que parece una negociación incluye: Una pensión con el 100 por ciento de su salario, despensa mensual, gas, gasolina y aguinaldo completo, seguro de vida, servicios médicos para él y para su familia y gastos funerarios, por si la familia no tiene para eso, no vayan a enterrarlo en una caja de pino; claro, todo lo que un jubilado en México obtiene.
Es vergonzoso, bochornoso. Si López Obrador fuera congruente con su lucha contra la corrupción, Romero Deschamps estaría siendo investigado por Santiago Nieto y llevado ante la justicia, para que cumpla una sentencia, aunque sea en arresto domiciliario. Pero ya vimos que eso del combate a la corrupción es una mascarada.
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