Al parecer, y según reporte de la propia ASF, la empresa, filial de Pemex que se encargó de la compra de las pipas, pagó 99 millones 679 mil dólares; 5 millones 379 mil dólares más que lo contratado. Pero no sólo eso, hay irregularidades en el proyecto del Tren Maya, donde se prevé un impacto ambiental negativo, así como la refinería de Dos Bocas, cuyos contratos, a cargo de Rocío Nahle son opacos. Sume a esto el sobrecosto de las indemnizaciones de la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el proyecto Jóvenes Construyendo el Futuro, donde hasta los muertos han estado cobrando.
Para colmo, Irma Eréndira Sandoval, titular del combate a la corrupción en este país, negó el acceso de documentación de la Secretaría de la Función Pública a los empleados de la Auditoría Superior de la Federación; ¿qué esconde? Lo dicho, tantas irregularidades no se pueden ocultar con un “es una exageración, yo tengo otros datos”.