Los sujetos pensaron que Linda estaba sola. Nunca se imaginaron que un pequeño de tan sólo doce años se iba a interponer ante el atraco. Uno de los delincuentes le exigió a Linda que le diera todo lo que tuviera de valor en la casa y al no reaccionar, le disparó en una de sus piernas.
Fue en ese momento cuando el niño hizo frente a los delincuentes con una pistola que tenían en el interior del domicilio. Primero disparó a uno dejándolo inconsciente en el suelo. El compañero, al ver que el niño estaba decidido a seguir disparando, se dio a la fuga. El niño se acercó al malhechor que había quedado tendido en el piso y siguió detonando el arma hasta que el ladrón quedó sin vida.