El presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho hace unos meses: “Me voy a convertir en guardián de las elecciones”. En una de sus conferencias mañaneras el presidente habló de su pretendida injerencia: “Vamos a estar pendientes para que no haya fraude electoral, me voy a convertir en guardián para que se respete la libertad de los ciudadanos para elegir libremente a sus autoridades”. Se le olvidó al presidente que para esa labor de vigilar elecciones está el Instituto Nacional Electoral.
Tuvo que recular el presidente y a estas alturas, ya recuperado del covid dijo: “Nosotros no vamos a intervenir (en el proceso electoral), que los ciudadanos decidan libremente. Si hay algo importante es el despertar de los ciudadanos, la toma de conciencia del ciudadano”. Sin embargo, en su afán de no intervención, mandará una carta a los gobernadores y presidente municipales para que se garanticen elecciones libres.
Por supuesto que el afán del presidente es intervenir, pues ya se dio cuenta de que sin él Morena, su partido, no es nada. Por eso quería aparecer él en la boleta electoral del 2021, para que la gente, como lo hizo en la elección de 2018, volviera a votar a lo pendejo. Y ya ve usted las consecuencias.
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