Mucho sentido tienen las palabras de Javier Duarte a su compañero de pabellón en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México: «¡Abogadoooooo! ¡Ya vamos a empinar a Peña y nos sacan de aquiiiiiií!». Rosario Robles ya se estaba tardando, y durante muchos meses en la cárcel se negaba a echar de cabeza a sus cómplices de la Estafa Maestra. Es más ella mismo declaraba que la Fiscalía General de la República quería obligarla a delatar a sus cómplices, pero ella se negaba.
Mérito tiene la fortaleza de la Robles, pues vio que Emilio Lozoya, un ladrón de la misma envergadura que ella libro la cárcel y se convirtió en acusado VIP, con los privilegios de un delator. Claro, tanto estiraron la liga que finalmente se rompió; Rosario Robles ya dio su brazo a torcer y por ello la FGR aceptó dar su membresía a Rosario Robles al “club de los inmaculados”, el club de los delatores.
Y es que, para concluir su proceso en contra por la Estafa Maestra, a Rosario Robles la incluirán en el criterio de oportunidad. Por supuesto, con ello reconoce Rosario Robles que es culpable, reconoce que robó y que ayudo a otros a robar. Pronto Rosario Robles será libre, o quizá le pongan arresto domiciliario en una de las mansiones que se construyó.
Comentarios