Se llegó el día 28 de enero, imagine a los fieles impacientes, todo el 28 de enero, con hambre por el ayuno, pero feliz porque el “señor” se los llevaría a su reino dejando a los infieles en el fin del mundo. Pero nada pasó. Ni se acabó el mundo ni llegó Jesús ni nada. Lo que sí sucedió es que el pastor Gabriel Alberto Ferrer desapareció con todo el dinero que sus fieles le habían entregado; ah, porque vivillo el pastor pidió que le entregaran sus riquezas, ya que en el reino de Jesús no las iban a necesitar.
Vale mencionas que algunos de sus fieles no conocían al pastor, nunca lo vieron en persona, y a distancia confiaron en él: «Nosotros nunca hemos tenido contacto con el pastor. Él radica en Barranquilla, es de apellido Ferrer, pero hasta el 29 de enero no tuvimos ninguna clase de contacto con él». Vaya con estos fieles, hasta parecen chairos.