Su técnica consistía en colocar en el suelo su mochila, en la que había escondido su teléfono celular con la cámara encendida. Una vez que tenía a su víctima en la mira, ponía su mochila en el suelo a una corta distancia de la falda y empezaba a grabar. Las filmaciones siempre estaban por debajo de la falda y los vestidos de quienes él elegía. Conforme se fue haciendo profesional se daba el placer de grabar el cuerpo entero y el rostro.
Conforme iba realizando videos el hombre se comportaba de forma compulsiva, en ocasiones videograbada a 25 0 30 mujeres por día. Cuando la policía dio con él, éste tenía una colección de más de 5 mil videos y fotografías. De todo su material, había publicado 555 fotografías de sus víctimas y más de mil videos.