Sandra Aguilera, la porrista de López Obrador en las mañaneras, fue reportada como desaparecida el día lunes 18 de enero; la verdad es que a las 15:00 horas del martes 19 de enero fue ingresada a una clínica de belleza que operaba de manera clandestina en la calle Ricardo Toscano, en Ciudad Satélite. A Sandra Aguilera la escoltaban dos elementos adscritos al Servicio de Protección Federal; es decir guaruras. Los escoltas la estuvieron esperando, pero como no salía, ahí la dejaron. Después se armó el alboroto porque la “güera” no aparecía. Al final la ubicó la policía del Estado de México; la habían trasladado en un auto particular, marca Mitsubishi, al hospital del IMSS.
Ahí se constató que la señora de 52 años presentó diversas lesiones, entre ellas varias fracturas de costillas; al parecer la operación que en esa clínica de belleza clandestina le estaban realizando era quitarle costillas para dejarla más delgada. Sandra Aguilera no ha querido declarar, después de que se descubriera su trágico y vergonzoso trance.
Ni siquiera ha dicho nada sobre demandar a quienes la dejaron con las costillas fracturadas. Sin embargo, eso no impide que la Fiscalía del Estado de México continúe con su investigación. Ya entrevistaron a los escoltas pagados por el gobierno, ya hablaron con los encargados de la clínica, ya hablaron con los doctores y aunque Sandra Aguilera no quiera, la verdad saldrá a la luz.
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