Decir ¡mis polainas!, es una respuesta incrédula o irónica muy común en México, y es que el casi embajador de los Estados Unidos, y aun secretario de educación pública se llena la boca diciendo que en estos momentos se ha revalorizado al magisterio. Es bien sabido que en el sexenio de Enrique Peña Nieto, se denigro la figura del maestro. Fundaciones de corte empresarial con sólidos objetivos privatizadores como Mexicanos Primero y altos miembros del Consejo Coordinador Empresarial, culpaban al magisterio debido al retraso académico de muchos alumnos mexicanos. Como muestra de ese cobarde ataque, sobresale el documental, “De panzazo”, exhibido en los Cinepolis de la familia Ramírez.
Esta feroz campaña, colocó al maestro con una percepción negativa ante la sociedad y como el único culpable del retraso educativo en el país. Hoy no hay una verdadera revalorización del maestro, es cierto que ya quedó sepultada la mal llamada reforma educativa, no obstante, el trabajo del docente es mal pagado. No hay incentivos concretos como los que ofrecía Carrera Magisterial, y el escalafón solo es un mero recuerdo sindical.
Desde luego que estas dos conquistas sindicales fueron ultrajadas y pervertidas por los propios líderes sindicales. Lo cierto es que debido al trabajo arduo y al esfuerzo individual durante esta pandemia, el maestro ha demostrado que es el principal motor para sacar adelante el progreso educativo de la niñez mexicana.
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