Las intrigas y perversiones están a la orden del día. Las orgías, las venganzas, las traiciones, los adulterios y la ambición opacan los actos de amor que recorren la trama. El hijo de Joaquín Carranza, Gonzalo, quien junto con su esposa encarnan la parte bondadosa de la historia, sufren las consecuencias de la ambición de un padre que con tal de quedarse con todo el poder se lía hasta con los narcotraficantes.
En esta serie no podía faltar el ingrediente de la política, un elemento tan corrompido como las ambiciones de una prima (Fernanda Castillo) enferma de rencor que sólo busca vengar la muerte de su padre, ignorando que es un asesino. Merece la pena ver la serie, merece la pena asomarse a ese mundo ficticio en el que se mueven las familias poderosas de nuestro país. ¿Ficticio? Sólo nos queda preguntarnos, ¿así de perversos son los multimillonarios?