En nuestro país, como en la gran mayoría, la llegada del SARS-CoV-2 tomó por sorpresa a las autoridades educativas, por lo mismo, éstas tuvieron que improvisar y poner sobre los hombros de las televisoras la responsabilidad de repetir contenidos didácticos. Esta nueva realidad ha puesto en una vitrina de cristal las deficiencias del Sistema Educativo mexicano; la falta de capacitación docente, la endeble infraestructura digital y, sobre todo, el contexto de extrema pobreza en gran parte del país ha quedado en evidencia.
Por lo mismo, se requiere un conjunto de esfuerzos en los tres órdenes de gobierno y un nuevo marco jurídico educativo acorde con la nueva realidad, todo ello debidamente consensuado con los maestros, principales actores de la enseñanza mexicana.