The Cartel Project revela que Fidel Herrera se hacía pasar como cónsul de Andorra, un paraíso fiscal

The Cartel Project revela que Fidel Herrera se hacía pasar como cónsul de Andorra FOTO: PROCESO
- en Carrusel, Opinión

Armando Ortiz / Sigue dando mucho material el proyecto The Cartel Project, una investigación del consorcio internacional de periodistas Forbidden Stories, en la que participan 60 reporteros de 25 organizaciones y medios de 18 países. Entre esos medios que participan está la revista Proceso, quien en su más reciente edición señaló que el exgobernador de Veracruz, cuando estuvo como cónsul en Barcelona, trató de ampliar su jurisdicción hacia Andorra, un territorio considerado como paraíso fiscal, dado que su sistema financiero acepta el dinero de cualquier persona sin preguntar el origen. Una de las entrevistadas por The Cartel Project señala: “Fidel no aparecía como cónsul en Andorra, pero lo intentaba de facto. A su consulado, además de Cataluña, se le había sumado la Comunidad Valenciana y el País Vasco”. Un restaurantero afincado en Andorra fue testigo de las reuniones de Fidel Herrera con ciertos personajes en Andorra, donde se intentó crear un consulado honorario. El restaurantero Juan Carlos Valladares comenta: “Si me preguntas si esto (la polémica llegada de Herrera) nos ayudó, siento que fue una de las cosas que lo pudo haber frenado, pero no nos dieron una explicación oficial”. Se refiere a la polémica que un gobernador con antecedentes de corrupción y vínculos con el narcotráfico haya llegado a cónsul de Barcelona. Por lo visto The Cartel Project no ha dicho todo lo que sabe. Seguramente saldrá más material de personajes tan corruptos como Fidel.

En Coatzacoalcos no termina la violencia. Siguen incendiando camiones con bombas molotov; empresarios señalan que la autoridad no investiga

Los reportes del domingo por la mañana fue que personas desconocidas arrojaron bombas molotov en contra de unidades del transporte público. Esto sucedió en las colonias Benito Juárez Norte y Ciudad Olmeca la madrugada del sábado. Vale mencionar que a principios de diciembre se habían reportado otras unidades incendiadas de la misma manera, se presume que por miembros de la delincuencia organizada. Los pobladores de Coatzacoalcos se sienten como rehenes de este tipo de ataques, rehenes de la delincuencia organizada. Los empresarios de la zona exigen a las autoridades que pongan un auto a estas acciones contra la paz y seguridad de la ciudad: “Hacemos un atento llamado a nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno, a nuestros legisladores, a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz, a la Fiscalía General del Estado de Veracruz, y demás instituciones involucradas para unir esfuerzos y acabar con esto”. Para estos empresarios lo peor de todo es que no se llevan a cabo investigaciones, los crímenes se archivan y se espera a que suceda otro atentado para que se siga archivando. Por supuesto, lo que pasa en el sur de Veracruz es una muestra más de que el discurso del combate a la inseguridad en el estado es sólo eso, un mero discurso.

Gibrán Ramírez, quien quiso ser dirigente de Morena dice que lo correcto sería fusilar a los expresidentes

Gibrán Ramírez, una de esas escorias de la calidad de Fernández Noroña, John Ackerman y Antonio Attolini, a quienes la Cuarta Transformación les ha dado foro, tiene un programa en Canal Once, llamado “De Buena Fe”. Pues así de buena fe, este sujeto, entrevistando a un tal Dr. Marcos dijo que “ya que no se puede fusilar a los expresidentes, al menos habría que meterlos a la cárcel”. Estas declaraciones, que no están fuera de contexto, pues el mismo Gibrán Ramírez la ratificó en Twitter, no sólo pecan de irresponsables, sino que revelan el verdadero sentir de una clase política de resentidos que una vez montados en el poder sólo buscan revancha. ¿Quién es el que permite todo esto? El propio presidente de la República, quien no ha tenido empacho en señalar con su dedo flamígero a quienes considera sus adversarios. Por supuesto se esperaría que el presidente pidiera mesura a sus seguidores, a aquellos que hacen eco de sus bravatas. Sin embargo, como sucedió en el caso de Fernández Noroña, quien violentó verbalmente a una diputada, el presidente sólo dijo que todos eran libres de expresarse.

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