Dr. Iván, ¡cuidado con el virus!

Alerta
Covid-19 FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTOVER
- en Opinión

Sergio González Levet / No nos tiene muy buenas noticias el doctor Iván Hernández Gutiérrez, el distinguido internista veracruzano que nos ha hecho el favor de darnos información muy importante y crucial en este espacio sobre la prevención del coronavirus.

—¿Es cierto, doctor, que en México y en Veracruz estamos en peligro de que la pandemia se extienda aún más, en sus contagios y sus consecuencias?

—Es correcto —me responde con la seguridad del que sabe, y sabe que sabe—. La llegada del invierno va a crear condiciones más adecuadas para que el virus se extienda. Recordemos que es un bicho aerobio y se propaga como aerosol. Viaja en las gotas pequeñísimas que expelemos cuando hablamos, tosemos o estornudamos. Son gotas que flotan en el aire por el tiempo necesario para que las respiremos, y así el virus entra en nuestro sistema respiratorio.

—¿Y qué pasa con el invierno? —aventuro.

—Como hace frío, la gente cierra las ventanas y las puertas. Deja de correr el aire y el virus se queda en las habitaciones. No hay mejor forma de evitar el contagio que con la ventilación. Y claro, ¿usando mascarilla (insisto, no me gusta decirle cubre-bocas, porque también debe tapar la nariz) y lavándose constantemente las manos, lo más a menudo posible. Y guardando la sana distancia.

—¿En verdad es tan precaria nuestra situación? —le digo, incrédulo.

—Mira, el índice de letalidad a nivel mundial está entre 2 y 3 por ciento. Eso quiere decir que de cien personas que se enferman, mueren poco más de dos en promedio. Bueno, en Veracruz, ese índice se mantiene por arriba del 15 por ciento. Son cinco o seis veces más que el promedio mundial. Eso es un verdadero desastre.

—¿Por qué sucede eso? —pregunto, ingenuo.

—Primero, por la baja calidad de los tratamientos médicos que se están utilizando. Segundo, por la falta de una atención oportuna a la población contagiada. Tercero, por la permisividad en el uso de la mascarilla y de las medidas higiénicas de prevención. Cuarto, porque no se ha respetado el confinamiento. Quinto, por la corrupción en el sector salud… y así me puedo seguir contando, pero con eso ya damos una idea.

—¿Qué deberíamos hacer entonces, doctor Iván?

El galeno se queda pensativo, La preocupación cruza su rostro.

—Cualquier advertencia en este momento se queda corta. Deberíamos estar tomando medidas extremas, como volver a encerrarnos en casa, y cerrar los lugares públicos, como plazas, cines, restaurantes, bares. La gente me dice que si hacen eso se van a morir de hambre, y puede ser, pero yo lo que trato de evitar es que la gente se muera de Covid-19. Es lo que hacemos lo profesionales de la medicina. De lo otro, dejemos que se encarguen los economistas y los gobiernos, y exijamos a éstos que hagan bien su chamba para que apoyen a quienes no tienen para llevar un mendrugo a sus hijos y a su esposa.

—Mientras tanto —concluye por hoy—, entendamos que la pandemia está creciendo, que no se acabará en el corto plazo y que a falta de medidas del sector oficial, lo que hagamos por nosotros de manera personal puede ser nuestra única salvación. ¡No hay de otra!

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