En su columna Informe Rojo, Mussio Cárdenas anota: «Días atrás, la tensión crecía. Y el gobernador de Morena y Eric Cisneros, el secretario de Gobierno, el ruin, el tripulador, atizaban el fuego. Floricel Ríos no evitó su destino trágico, pero tuvo tiempo de develar el tamaño de la intriga, el amago, la altivez, el uso abusivo del poder. El asedio sobre la alcaldesa fue progresivo. La violencia política se diseminó en varios frentes: persecución judicial; policía desarmada, acusada de no tener certificación; el jefe de la Policía Municipal, Miguel de Jesús Castillo Hernández, secuestrado y luego mostrado en un video-montaje en el que los malosos preguntan y él responde, implicando a Floricel en levantones de ciudadanos, llevados a su rancho y entregados a la Fuerza Civil para ser asesinados. Y más tarde, cuando ya no era útil, asesinado a mansalva y desmembrado».
Señala Mussio Cárdenas, a Éric Cisneros, secretario de Gobierno de Veracruz, sólo le faltó jalar el gatillo.