Y es que la pandemia le cayó como anillo al dedo al SNTE oficialista, pues le ha permitido organizarse y cerrar filas ante un proyecto supuestamente democratizador, lleno de simulaciones y a todas luces ilegal. En reciente reunión virtual, la misma Soralla Bañuelos había reconocido que ese Reglamento para Renovación de Directivas Seccionales, se había aprobado en tres Consejos Nacionales, lo que de entrada lo convierte en un documento ilegal.
De manera que no será ninguna sorpresa, que en poco tiempo la autoridad laboral conmine y obligue a Cepeda Salas para que ya se deje de simulaciones y convoque a un Congreso Nacional, para reformar el estatuto y elegir a la nueva dirigencia nacional por voto secreto, libre y directo. No hay de otra, primero tendrá que ser la Renovación del SNTE nacional.