Cada vez es más evidente que la liberación del general Cienfuegos se debió a negociaciones de los más altos niveles. Las pruebas en contra del general son contundentes. La periodista Anabel Hernández, especialista en el tema, señaló que de acuerdo con fuentes de la DEA son miles los mensajes interceptados entre el llamado “Padrino” con el cártel H2. Están además las llamadas telefónicas interceptadas, así como las declaraciones de testigos que afirman la relación entre el exsecretario de la Defensa Nacional con los Beltrán Leyva.
Ahora ha trascendido que la condición para retirar los cargos a Salvador Cienfuegos tuvo que ver con la promesa de que México entregara a un capo importante al que llaman «objetivo primordial». Cabe mencionar que, de acuerdo con reportes periodísticos, Cienfuegos estaba a un paso de declararse culpable ante la posibilidad de llevar a cabo un juicio desgastante.
Sin embargo, las presiones del propio Ejército hacia el presidente, así como la necesidad de no verse vulnerada la soberanía de México, obligaron al presidente a negociar y a aceptar las condiciones de la justicia de los Estados Unidos. Como podemos ver, la famosa Ley del Talión sigue vigente: «Ojo por ojo, diente por diente», capo por capo. A lo mejor Cienfuegos por un hijo del Chapo.
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