En campaña, en 2018, el candidato de Morena a la presidencia aseguró que Tabasco nunca más se iba a inundar. Dos años tuvo López Obrador para que esa promesa suya se cumpliera. Pudo en esos dos años desazolvar los ríos o crear esa obra hidráulica que en su momento reprochaba. Pero no hizo nada.
Estaba tan ocupado con la rifa de su avión presidencial; reocupado con sus consultas populares; preocupado peleándose con Reforma y con Loret de Mola; preocupado encubriendo a su hermano Pío; preocupado eliminado el Fondo para desastres Naturales (Fonden), que se olvidó de las inundaciones de Tabasco. El olvido en que el presidente ha tenido a Tabasco, sus propios paisanos, en las elecciones de 2021, se lo van a cobrar muy caro.