Mauricio Eduardo, un hombre de 45 años, dueño de un autolavado en el municipio de Naucalpan, Estado de México, se aprovechaba de sus empleados para poder cometer actos sexuales. Mauricio contrataba específicamente a menores de edad para que fuera más fácil manipularlos. Cuando los menores conseguían el trabajo en su autolavado, este realizaba fiestas en donde les daba alcohol y drogas para poder obligarlos a tener relaciones sexuales entre ellos y grabarlos.
Su modus operandi era ofrecer estupefacientes y alcohol a sus empleados, para luego grabarlos y tomarles fotos realizando actos sexuales. Posteriormente vendía el material pornográfico en redes sociales. Si los menores se rehusaban, Mauricio Eduardo los amenazaba con contar lo que sucedía a sus padres.
Mauricio fue descubierto cuando publicó el material pornográfico de una víctima de 16 años. La policía cibernética detectó dicho video y realizó una investigación. Dos menores que trabajaban en el autolavado declararon todo lo que Mauricio los obligaba hacer cuando estaban drogados.
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