Si López Obrador pudo hablar mal de Jaime Cárdenas, puede hablar mal de cualquier persona, menos de él

Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB

Nada más eso faltaba. Quizá los chairos de ahora, plaga que es consecuencia de la cosecha de 2018, no sepa quién es Jaime Cárdenas; tal vez no estén al tanto de la honorabilidad e integridad de este académico que cuando fue consejero del Instituto Nacional Electoral defendió los triunfos de la izquierda. Valdría la pena recordar sus intervenciones como diputado durante el gobierno de Calderón y de Peña Nieto, simplemente magistrales. Jaime Cárdenas salió porque en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado estaban robando lo devuelto.

Es seguro que Cárdenas informó de esto al presidente, pero el presidente no hizo nada, como tampoco hizo nada cuando le informaron que la corrupción seguía en aduanas, la corrupción en Semarnat, la corrupción en el IMSS, la corrupción en otras tantas dependencias. Ahora bien, no se esperaba que el presidente López Obrador hablara mal de Jaime Cárdenas, quien le diera una lección de congruencia.

López Obrador reconoció que Jaime Cárdenas tuvo falta de ganas y miedo para combatir la corrupción en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado: «Era lo que tenía que hacer Jaime, pero no le entró. Ayer hablábamos que para ser servidor en un proceso de transformación se necesitan ganas, convicciones y arrojo, y no rendirnos. Ayer dije que el que se aflige se afloja, ni modo que enfrentemos un problema y nos de depresión, nos inmovilicemos y no hagamos nada». Si López Obrador pudo hablar mal de Jaime Cárdenas, puede hablar mal de cualquier persona, claro, menos de él.

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