La bici para mejorar la movilidad, la salud y disminuir la contaminación

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La bici para mejorar la movilidad, la salud y disminuir la contaminación FOTO: WEB
- en Opinión

Iván Daniel Montero García / La primera vez que me monté a una bicicleta (sin rueditas atrás) tenía ya más de 10 años, recuerdo que mi mamá me llevó al parque de Los Berros para que aprendiera. No sé si rentamos una en esa calle empedrada de enfrente o llevábamos una propia.

Me subí, me caí, me volví a subir, entre medio unas regañadas, pero al final lo logré. No me preocupaba usar una bicicleta porque me encantaban los patines en línea y ese era mi pasatiempo favorito sobre ruedas, sin embargo, a la edad que tenía era casi una obligación aprender a usar una bicicleta.

Coincidió por aquellos momentos que se puso de moda un tal Lance Armstrong, un tejano que había superado un cáncer testicular, y que luego de eso, logró siete triunfos consecutivos del Tour de Francia, la carrera ciclista por excelencia.

Mis amigos y yo nos despertábamos muy temprano, diría que 8 o 9 de la mañana, para ver a Lance competir codo a codo con el alemán Jan Ullrich del T-Mobile. Como eran vacaciones luego de desayunar nos montábamos en nuestras bicis y hacíamos nuestra ruta por sobre la ciudad de las flores. La calle de Bravo era nuestro Tourmalet. Las Ánimas nuestro Campos Elíseos. Nuestra etapa más larga, Xalapa-Cascadas de Texolo.

Nuestras etapas contrarreloj consistían obviamente en ir de un punto de la ciudad hasta otro, pero por el trayecto y camino que quisiéramos, incluso meterse por calles en sentido contrario esquivando autos y demás obstáculos de la capital, para llegar primero que los otros.

Siempre que rememoramos esos tiempos viene a la memoria cuando iba en un sprint por la avenida Murillo Vidal y en la curva antes de llegar al otrora Museo de Ciencia y Tecnología, un auto pasó tan cerca de mi que me aventó hacía la acera de adoquines. Tuve suerte, en esa caída solo perdí la ceja derecha, uno que otro raspón en las rodillas y se destruyó mi pulsera amarilla Livestrong.

En Europa la bicicleta es una tradición, tanto para usos recreativos, pero también –y en los últimos tiempos más– como medio de transporte sostenible, que además de ayudar al ambiente, te hace mantener una mejor condición física.

Por ejemplo, Barcelona dispone de casi 200 kilómetros de carriles exclusivos para bicis. Diariamente puedes ver desde niños de 6 años hasta adultos mayores que van en bicicletas a sus escuelas, trabajos o simplemente para hacer la compra o visitar a familiares y amigos.

En México hay gente que para menospreciar algún pueblito he escuchado que lo denominan como “pueblo bicicletero”, ciudades –que esa gente no degradaría– como Ámsterdam, Copenhagen u otras en los países nórdicos, tienen más bicicletas que habitantes, y son su principal medio de transporte.

La movilidad es un asunto prioritario en la agenda de todos los gobiernos de todos los niveles, en mi opinión no sé si se debe apostar por los autos eléctricos porque al fin de cuentas la electricidad que utilizan también viene de combustibles fósiles. Sin embargo, en lo que se debe invertir es en infraestructura para utilizar más la bicicleta de forma segura.

La Ciudad de México ya lo intenta, aunque muchos conductores no hacen caso e invaden el carril destinado para las bicis, además que algunos de esos carriles también son compartidos con el metro bus. En Xalapa, ha habido experimentos tímidos para fomentar el uso de bicicletas, algunos mencionan que por las subidas y bajadas de la región lo hace imposible, sin embargo, cada vez más accesibles bicicletas eléctricas que utilizan menos recursos que un coche.

En México llevamos años con paliativos para mejorar la movilidad y disminuir la contaminación (otro de los males que aquejan a los habitantes de la ciudad por el uso de automóviles), pero todas las medidas –que no políticas públicas– va pensadas desde la óptica del carro.

Verbigracia la CDMX, ¿alguien puede creer que construir un segundo piso en el periférico va a mejorar la movilidad? Es como si a una persona con obesidad que ha sufrido un accidente cerebrovascular por el exceso de grasa en sus arterias, en lugar de mejorar su alimentación y hacer ejercicio, el doctor le dice que le va a poner otra arteria para que siga con su mismo estilo de vida.

¿Por qué me acordé de la bicicleta? Porque hoy terminó el Tour de Francia más emocionante en décadas, aunque sigue siendo muy popular desde que le retiraron todos sus triunfos a Armstrong por dopaje, el ciclismo había quedado en el ostracismo debido a las dudas de que las batallas épicas entre estos superhombres tuvieran truco.

Este tour se celebró en septiembre y no como es común en julio debido al Coronavirus. Los aficionados que se daban cita en las carreteras francesas lo hacían con mascarillas, aunque no respetando la sana distancia. El ganador fue un chico de 21 años de Eslovenia llamado Tadej Pogačar –acuérdense de su nombre– la penúltima etapa fue digna de ser contada por Homero.

Ojalá se incentive el uso de la bicicleta en México para, como he repetido en varias ocasiones, mejorar la movilidad, el medio ambiente y nuestra salud, y si de paso sacamos un ciclista que gane el Tour de Francia, el Giro de Italia o la Vuelta a España, pues mejor.

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