El silencio de Magdalena

Magdalena
Sindicato de Empleados del Poder Ejecutivo y de la Fiscalía General de Veracruz Unidos por la Democracia (Sepevud) FOTO: WEB
- en Opinión

Salvador Muñoz / ¿Pudiera describir esa sensación que hay detrás de un mensaje enviado por whatsapp, una llamada al celular, o un escrito y quedarse esperando una respuesta? En cualquier circunstancia, hay un dejo de angustia, frustración, tristeza y quizás por allí se me escapen más sentires que si usted, lector, ha estado del lado del emisor, es seguro que entienda esa sensación de vacío que nos deja el silencio del otro lado…

Insisto, no importa la circunstancia por la que se haya decidido a enviar el mensaje, haya llamado o escrito… el silencio golpea el alma, el ánimo… y más en estos tiempos, difíciles tiempos por las que atraviesa un importante número de personas, con o sin trabajo, porque de un modo u otro, la crisis sanitaria que desencadena en la económica, pega a todos, en mayor o menor escala, pero pega a todos

Sí, del otro lado es posible que también, nuestro receptor no tenga ninguna obligación moral y/o económica de atender el mensaje, la llamada o el escrito y entonces, de este lado, nada más quede en un “al menos lo intenté”… ¿pero qué pasa cuando el sujeto a quien convocamos, su papel, su conformación, su razón de ser, existir, es ésa: atenderme, servirme, ayudarme, apoyarme? Es seguro que en estos momentos venga a su mente un alcalde, un diputado, un Gobernador o hasta el Presidente… pero también están los sindicatos.

La pandemia se le atravesó al Sindicato de Empleados del Poder Ejecutivo y de la Fiscalía General de Veracruz Unidos por la Democracia (Sepevud) en la renovación de su dirigencia. Al entrar los protocolos sanitarios, ya no fue posible convocar a Asamblea General de Elecciones 2020-2026, para conformar el nuevo Comité Ejecutivo Estatal y elegir Secretario General, por tal motivo y de acuerdo a los estatutos del Sepevud, la responsabilidad del Sindicato quedó en manos de la Comisión de Honor y Justicia a cargo de Magdalena Zárate Mota, quien simplemente no entendió su función o hay omisión, desidia, negligencia, o las tres para con sus compañeros, para los afiliados al Sepevud quienes a través de sus delegados, cada una de sus peticiones o dudas, han topado con pared.

Sus escritos, sin respuesta; sus mensajes, en visto; y las llamadas, sin responder… y mientras, esos derechos y obligaciones del Gobierno estatal para con los agremiados al Sepevud no los están recibiendo. Hablamos de Presupuesto para Recategorizaciones, Programa Costo Cero, Interinatos, Plazas, Movimientos Escalafonarios, Becas, entre otros. Sólo imagine qué tanto hubiera podido ayudar en estos tiempos de pandemia, una Beca a cualquier hijo de trabajador, del Sepevud, por citar un caso.

Pero no es sólo eso… es ver a otros sindicatos y agremiados, ante la situación que se vive, cómo están interactuando, cómo se preocupan por ellos, por su salud, por su estabilidad laboral… mientras que ellos, los del Sepevud, sólo reciben silencio.

La solución es simple, consideran delegados y afiliados: La Comisión de Honor y Justicia debe convocar a Asamblea para elegir Comité Ejecutivo Estatal y secretario general. Sí, se atraviesa la situación sanitaria, pero también apuestan a seguir los protocolos propios que demanda Salud, y hacerlo. Son cuatro meses de silencio, de desidia, de negligencia, de un extraño desinterés por sus compañeros de la Comisión de Honor y Justicia, que ven cómo en otras organizaciones, los beneficios continúan y si bien, hay algunos que han sido invitados a “pasarse al otro lado”, muchos tienen en claro que no se trata de eso… Sepevud se creó como una opción, como una alternativa, con un ideal… que Magdalena y su Comisión la hayan perdido, ¡está bien! pero al menos que convoquen para que al menos, con eso, se pueda decir que hicieron algo por los agremiados al Sindicato de Empleados del Poder Ejecutivo y de la Fiscalía General de Veracruz Unidos por la Democracia, antes de que sigan fomentando en sus compañeros ese dejo de angustia, frustración, tristeza que genera su silencio ante sus mensajes, llamadas y escritos con cuatro meses sin respuesta.

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